• Piña •
❦ Por fin había acabado con sus interminables tareas. Ahora, el merecido descanso. ❦ Pensó en leer un rato, pero justo cuando reposó el trasero en el sofá, su teléfono vibró suavemente: notificación nueva del grupo “Madres en guerra”. ❦ Al mirarlo, vio un meme gracioso: un bebé chorreando caca sobre un padre en apuros con el pañal. Le puso una carita de risa y, sin pensarlo demasiado, empezó a ojear los artículos que le sugería su móvil. Total, siempre había algo curioso. ❦ Ese día, como tantos otros, descubrió nuevas formas de perder peso en tiempo récord: dietas milagrosas, testimonios impactantes, soluciones definitivas. ❦ No pudo resistirse e hizo clic en el titular: “El secreto que los nutricionistas no quieren que sepas”. Adoraba los secretos y tenía claro que los complots capitalistas ocultaban información clave para manipular a la gente; menos mal que internet existía para destapar a los farsantes. ❦ Leyendo (justo la actividad que se había propuesto para su merecido descanso), descubrió que la dieta consistía en adelgazar comiendo piña. No era muy novedoso, pero, aun así, siguió leyendo con interés mientras la pantalla se llenaba de anuncios de suplementos milagrosos y batidos détox, todos ilustrados con cuerpos esculpidos por maestros del Photoshop. ❦ Todo tenía su lógica, pues, como todos sabemos, la piña es una fruta que quema grasas y desintoxica eliminando del organismo los líquidos retenidos. Vamos, que metes piña en el cuerpo y sale lo que sobra. Se notaba la coherencia, ya que avisaba que la dieta, al ser tan efectiva, tenía el inconveniente de que toda tu ropa podía dejar de valerte en una semana. ❦ Además, debía de ser un artículo serio, porque recomendaba consultar a un médico antes de hacer la dieta y suspenderla si aparecían mareos o náuseas. ❦ Justo al final, una publicidad ofrecía pastillas de concentrado de piña. Con solo una al día, obtenías todos los beneficios de comerte una piña entera. Si tomabas las pastillas con cinco litros de agua al día, en una semana podías perder hasta 10 kg, el doble de lo que lograbas comiendo solo la fruta. ❦ Tras leer la noticia, sintió que tanto pensar en comida le había dado hambre. Se acercó a la cocina, cogió una cervecita bien fría y unos torreznos sabor jamón, sus favoritos, antes de volver a su narcotización algorítmica, esa que le ocupaba tanto tiempo y le ofrecía tan poco. ❦